Señal Lyra
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Luego de mucho negar y decir que no iba a hacerlo, al final el destino me fue encausando para hacer una sanación Akashica, en la que me enteré de cosas de las que no tenía idea, me aclaró pasos a seguir, y explicó otras que no entendía. De las cosas que no tenía idea, una era la teoría de que existen razas de seres celestiales y que la unión de treinta y dos razas creó la humana, la raza 33. Por lo tanto todos los humanos provenimos de alguna raza estelar.
Me llamó la atención porque soy una enamorada de las estrellas, me encanta sentarme en la noche a observar el cielo, me siento como “en casa” en esa inmensidad, silencio y brillos del espacio. Llegué al punto que, hace un año aproximadamente, me hice en mi dormitorio un cielo con esas estrellitas fluor que se utilizan para adornar los dormitorios de los niños; pero para darle un toque más “adulto, intelectual y personal” lo armé con las constelaciones que conocía (las del zodíaco, Orion, la Cruz del Sur y alguna otra). En el set de cien estrellas, venían solo tres estrellas grandes, a dos ya les tenía una ubicación asignada, pero a la tercera no sabía dónde meterla, incluso no sabía si usarla o guardarla… finalmente decidí colocarla como si fuera la estrella del alba/anochecer que me llama mucho la atención. Con todo, esa tercera estrella quedó fuera del techo, en la parte alta de una pared lateral y justo frente a mí. “Mi cielo” quedó hermoso y cada persona que lo ve se maravilla. Así, cada vez que apago la luz para dormirme se me aparece un cielo plagado de estrellas que son lo último que veo al cerrar los ojos cada noche.
Quien me abrió el registro akashico y hablando de las razas estelares, me dijo que yo provenía de Lyra una constelación de la que no tenía idea de su existencia y que a partir de ese nuevo conocimiento empecé a investigar el mismo día: ubicación en el Planisferio Celeste de Astronomía, estrellas que la componían, distancia de la tierra, etc. todo muy científico y nada de sobrenatural. Con toda esa información me fui a acostar y antes de apagar la luz, dije “a ver… ¿dónde estaría Lyra en mi cielo?”, recordé que estaba cerca de Escorpio (mi signo), fui recreando mentalmente en mi techo el Planisferio Astronómico y clavé mi vista exactamente en el lugar donde debía ubicarse Lyra….. y con gran estupor vi que el lugar ya estaba ocupado por esa tercera estrella que, un año atrás, no sabía dónde poner. Inconscientemente y sin criterio definido había agregado a Lyra que estaba conmigo mucho antes de yo saberlo y me iluminaba por las noches.
Esto sí que es una señal: algo que, en la actualidad, no está instalado como cierto o comprobable en la mayoría de la población; algo que hace tildar de locos a quienes hablan del tema; algo que hasta hace muy poco era una idea descabellada para mí… me fue informado y demostrado con un guiño que me hizo reconocer íntimamente (me resonó) como verdadero para mí, que en definitiva es lo que cuenta.
Photo by Aziz Acharki